La gravedad acusa a Newton de acoso
Todo comenzó en una primavera del siglo diecisiete, el joven Isaac se encontraba inmerso en una de sus múltiples aficiones, le encantaba hacer como que no veía a la gente para después chocarse y pedir una indemnización jugosa. Pero un día su padre, el todo poderoso Skeletor, lo descubrió sisando a una pareja de japoneses que se encontraban creando pinturas barrocas de todo lo que veían, ese día Skeletor le dio un ultimátum a Newton, “O te buscas un trabajo o te metes en el negocio familiar y me ayudas a destruir Greiscol” Dicho y hecho, el joven Isaac entró en un módulo de astrofísica y comenzó a publicar sus primeros zodiacos y cartas astrales para la televisión local, aburrido de eso se sentó debajo de un manzano y comenzó a reflexionar. A los pocos minutos una manzana cayó sobre su cabeza y se convirtió en la mecha que encendió las natillas, perdón, la pólvora. Desde ese mismo momento Isaac Newton comenzó a estudiar los fenómenos relacionados con aquella acción para encontrar alguien a quien poder demandar por el golpe recibido. Por esa razón nos hemos dirigido a la gravedad para saber de primera mano su impresión, “Sólo hago mi trabajo, si no está conforme que vaya a la luna, allí soy más permisiva. Tiene sobre la mesa la demanda de mis abogados”, y después sentenció, “Chim pom”. Al conocer esas palabras fuimos a preguntar a la otra parte envuelta en el escándalo, y estas son sus declaraciones, “Por su culpa se caen las cosas, a mí me dio una manzana en la cabeza, pero también se me han caído otras cosas que no voy nombrar porque soy un Sir, pienso averiguar hasta su número de pie, [se aproxima un chiste sólo apto para frikis de la ciencia] creo que su número de teléfono empieza por 9,8…”. Lo advertí. Saludos y hasta la próxima noticia.
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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.