Whiskey on the rocks
Dos tipos en la barra de un club de
jazz. Uno saca su cartera para pagar y el otro se da cuenta de que
lleva una foto de su mujer dentro de ella...
-Oiga, ¿¡qué hace con una foto de
mi mujer en su cartera!?-pregunta en un incipiente estado de embriaguez-
-Pregúntele a su mujer, ella me la
dio.
-¿Cómo dice? ¿Pretende reírse de
mí?
-¿Cómo tiene los riñones?
-Bien, me duelen menos que la semana
pasada.
-Su mujer no para de hablar de usted,
de sus riñones, de su facilidad para cocinar el estofado de
ternera, de su gusto para la literatura y la pintura.
-¡Y para el vino!
-Exquisito, por cierto.
-Totalmente... ¡espera! ¡Tú te
bebías mi vino blanco!
-No... no...
-Y yo que pensaba que era mi suegra,
esa mujer me vuelve loco, con su fijación por los pequeños
detalles.
-Y por tener todo ordenado a todas
horas. Es desquiciante.
-Exacto, ¿también me has engañado
con mi suegra? Ya no me menospreciaba como antes, supongo que lo
estaría haciendo contigo... Aunque todo eso me da igual, ¡Mi
mujer! No sé si podré olvidar su aroma por las mañanas, y su
gusto para combinar los colores, siempre le dije que el malva
realzaba su cutis ¿No hay suficientes mujeres en la ciudad? En el
país, en el mundo, ¡en el Badoo! ¡Ella es divina!
-No te preocupes amigo, ¡camarero!
Una copa de su me-el dolido esposo no le deja terminar la palabra-
-Whiskey. 18 años. Escocés. On the rocks.
-Exacto, todo eso.
El camarero se acerca a los dos con
su mejor botella de Whiskey y se dirige a ellos mientras sirve
-Caballeros, les
presento al mejor Whiskey que pueden beber en toda la ciudad,
importado desde el corazón de Escocia. Lo destila el clan con más
tradición entre los clanes más tradicionales de todo el país.
-Me hará falta,
este tipo de acuesta con mi mujer. Lo acabo de descubrir. Qués
gusto tiene la maldita para las botas. Y sus vestidos, qué
belleza.
-¿Cómo dice?
¿Cómo puede hacer eso? Este señor que bebe con ansía es la
persona más honrada de entre la gente más honorable de la ciudad.
No le haría daño ni a un mosquito a las tres de la mañana.
-Lo cierto es que a
mi no me gustan las mujeres.
-¿Cómo?-pregunta
el camarero-
-Bueno, solo me
gusta una; pero por respeto a mi mujer no voy a decir quien es.
-¡Es la mía!
Ahora no podré quedar con sus amigas para tomar el té. Y acabo de
comprar un cargamento de té rojo y una rebeca lila para las tardes
de otoño en el jardín. Creo que necesito pintar.
-No, no, su mujer
tampoco me gusta.
-¿Cómo? Entonces
es usted un despechado-pregunta el camarero-
-Qué bien me
sienta el whiskey...-el esposo, netamente bebido-
-Usted tiene muy
mal beber, debería dejar la copa y coger un taxi para irse a
casa-agrega el camarero-
-Eso haré
Campanilla...
-¡Yo pagaré la
ronda!-exclama el usurpador mientras abre su cartera-
-¡Otra vez la foto
de mi mujer! ¡No! Lo haré yo. ¿Cuánto se debe mesonero?
-Bueno, es mi
mejor Whiskey; pero viendo que tenían una urgencia emocional solo
les cobraré cien euros por las dos copas.
-Tomé ciento
cincuenta y tómese una copa a mi salud.
-Un momento, ¿por
qué lleva una foto de mi marido en su cartera?
-Vaya... otra
ronda para los tres; pero por favor, no abra su cartera.
Twitter: @gincrispi
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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.