Se alquila

Cae la tarde,  el ritmo de la ciudad se ralentiza y poco a poco comienza a llover.  Sería una tarde ideal para dedicarse a oler chocolate caliente,  comprobar como cada poro de las galletas que sumergo en la taza se inunda de cacao.
Los hermanos Karamazov no paran de hacer ruido en el piso de arriba,  parece que una segadora cercena el libre albedrío,  ¿quién elegirá mi ropa ahora?
Desde la cocina se escucha el ir y venir de los Corleone,  una gente muy activa,  no sé a que se dedicarán;  pero no paran de escuchar  Rockin In The Free World.  Una planta muy animada.
Me encanta la terraza,  unas vistas geniales.  Godzilla no hace lectura comprensiva,  no asimila que los carteles de la entrada no le permiten la entrada sin casco en la industria química de Osaka,  al final lo termina devastando todo con su aliento atómico.  La frustración es el primer paso para que un monstruo de origen radiactivo destruya una ciudad.
Cuatro dormitorios,  dos cuartos de baño,  cocina y una amplia terraza con vistas al cine de serie B.


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