Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2010

La misión. Segunda parte.

Capitán: ¡Una cp-3-t! Si alguno de vosotros ve una luz blanca al final de un túnel debéis de apagarla y volver a la batalla, el presupuesto no alcanza para una guerra y pagar la factura de la luz. Cabo: No me hable de dinero capitán… El dinero no me alcanza… le compré una moto y sigue sin alcanzarme. ¡Le coloqué un Gps y sigue sin encontrarme! ¡Cómo diablos voy a aumentar mi patrimonio! Además… acabo de darme cuenta de que tengo miedo a los lugares cerrados que son bombardeados. Sargento: ¡Con esa actitud no vamos a ganar la guerra nunca cabo! Soldado: Ya lo dije yo… Capitán: No quiero debates internos, debemos permaneces unidos. Es la única forma de obtener la victoria. Parkinson: (asomando por un hueco de la pared producto de una bomba) Perdón, ¿se puede? Veréis… es que tengo a los muchachos desanimados, os estamos tirando bombas y no respondéis ni nada, en fin… Capitán: ¿Y qué quieres que te diga Parkinson? El grupo está pasando un mal momento.

La misión. Primera parte.

Un grupo de combatientes formados por un capitán, un soldado raso, un cabo y un sargento se encuentran encerrados en un edificio mientras el enemigo los rodea y sitia su emplazamiento y su esperanza… Soldado: Mi capitán, mi capitán, el enemigo nos rodea, creo que son unos doscientos hombres. Capitán: Entendido soldado. ¿Sabe si alguno trae algo para merendar? Cabo: Son un grupo muy compacto, dirigidos con mano firme por el capitán Parkinson. Deberíamos tener en cuenta todas las posibilidades antes de comenzar la batalla mi capitán… Capitán: ¿Todas las posibilidades? ¿Qué insinúa cabo? No pienso disfrazarme de bailarina de cancán. Cabo: No señor, no me refería a eso. Capitán: Me alegro, soy paticorto y la falda no me luce. Cabo: Hacía referencia a la posibilidad del diálogo, de la diplomacia. Capitán: ¿Diplomacia? La diplomacia viene envuelta por la funda de mi revólver. Sargento: ¡Capitán! Capitán, capitán. Capitán: Dígame sargento

Homo sapiens.

Una pareja observa un estanque lleno de patos… Rob: Todo esto es mentira. Adela: ¿Cómo? ¿A qué te refieres? Rob: (Girándose hacía ella) Pues todo esto. El parque, las hojas sobre el camino, nuestra relación… Incluso esos patos en el estanque. Adela: Pero… ¿a qué viene eso? ¿Sigues con tus teorías sobre el ser humano? Rob: Todo es artificial, impuesto por el hombre. Si dejásemos de cuidar el parque ese camino desaparecería bajo el otoño, si esos patos no tuviesen comida en el estanque volarían hacía lugar más propicio para sus crías. Adela: Pero eso ley de vida. Rob: No, no es ley de vida; es nuestra ley. Tú también volarías si encontrases un hombre con mejor aptitud sexual que yo. Adela: ¿Mejor actitud? Rob: No, aptitud. He dicho aptitud. Creo que está claramente demostrado que nadie tiene mejor actitud hacía el sexo que yo. Adela: Creo que en tu adolescencia tus hormonas se hicieron con el poder de tu sistema nervioso… Rob: No crit