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Mostrando entradas de marzo, 2011

Galenos.

Comencé a sentirme indispuesto nada más deshacerme de las mantas, así que tras desayunar tomé el camino hacía el ambulatorio más cercano e hice todo lo posible para que mi matasanos de cabecera me atendiese cuanto antes, había cuatro ancianos delante mía, así que me tocaba esperar. La persona que se encontraba a mi lado derecho no tardó mucho tiempo en contarme el motivo de la visita al doctor, al parecer padecía algún tipo de dolencia que le hacía transformar cualquier tipo de gobierno en una dictadura bananera, yo le indiqué que lo más aconsejable sería que me dejase tranquilo, su afección no remitiría pero yo no tendría que escucharlo, el tipo no me hizo caso y yo me volví hacía mi otra derecha. Mi sorpresa fue enorme, allí se encontraba el cuerpo de Vladimir Nabokov. Al parecer unas estudiantes de la E.S.O habían exhumado el cuerpo creyendo que habían encontrado al cyborg justiciero de sus noches en vela, sin embargo al comprobar que solo era un escritor lo dejaron en una cuneta,
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Capitalismo: Se me cae el moco, creo que estoy resfriado. Subsistencia: Yo estoy enfermo, me lo habrás pegado tú. Capitalism o: Eso es imposible, nos acabamos de conocer. Subsistencia: ¿Acabamos? Llevo toda la vida trabajando para tí. Capitalismo: Pues no me suena tu cara. Subsistencia : Parece que hay una ventana abierta, siento el vientecillo de la libertad. Capitalismo: ¡No te pongas en las corrientes! No me extraña que estés enfermo. Subsistencia : ¿Seguro? He sentido un cierto alivio. Capitalismo: Pero bueno... ¿A quién vas a hacer caso? ¿A tu sistema nervioso o a mis necesidades? Subsistencia : Pues creo... Capitalismo : (Llevando su brazo por encima del hombro de Subsistencia) ¡No hace falta que creas! De verdad que no es necesario, tan solo déjame que te guíe. Subsistencia: ¿Seguro? Pero bueno, necesito algo para quitarme esta enfermedad de encima. Capitalismo: El trabajo dignifica y cura el espíritu, ¿nunca lo habías escuhado? Subsistencia : Ya t

Orígenes.

Las matemáticas son muy útiles, ayer llegué a la conclusión de que ganar más dinero del que se pierde es algo bastante positivo. Puede parecer un razonamiento algo estúpido, pero no lo es tanto si les digo que dentro del mundillo de la apuesta fácil y el dinero sobre el tapete soy conocido como Xavier 6 ases. Tengo tendencia a usar triquiñuelas para ganar las manos. Naipes extraoficiales, chivatazos en las apuestas, sobornos, e incluso si la situación lo exige soy capaz hasta de ducharme. Tengo que reconocer que en los últimos meses soy un tahúr venido a menos, he perdido diez centímetros de altura y no logro poner a la diosa fortuna de mi parte. Sin embargo una mañana cambió todo, de hecho cuando me levanté no sabía donde estaba la puerta de la cocina y tardé una hora en desayunar. Un individuo con abrigo negro, un cigarro entre sus dedos y un traje de payaso a juego con el maquillaje de su cara estaba sentando en el sofá de mi salón como si llevase viviendo allí toda la vida. Lo más

La rueca.

Dos individuos de mediana edad discuten en mitad de la calle, uno cree llevar la razón y el otro cree no estar equivocado. En mitad de sus intereses las palabras colman sus argumentos y el perro del más delgado de los dos, Conrado, tira y no hace más que tirar de su correa con la intención de inundar el naranjo más próximo con la vianda de la mañana, o mejor dicho, con lo que queda de ella. Mientras tanto, una tercera voz se alza sobre el furor callejero y el debate de los tertulianos para incitarlos a tomar asiento junto a él en una mesa con dos sillas vacías y una botella de vino a media llenar. Said es el primero en dirigirse hacía la mesa, Conrado lo sigue y en pocos segundos ambos se encuentran sentados junto a Bill. Pero esto no tiene nada que ver con la historia, así que olvidaros del texto. Despacho de un doctor. (Llaman a la puerta, y aunque la puerta no puede responder porque es un ser inanimado, el sonido sobre ella determina el principio de este diálogo) Doct