Entradas

Mostrando entradas de 2014

El viejo y Salvaje Oeste. Historías del día a día.

La guerra por el ferrocaril solo acababa de empezar y el Viejo y Salvaje Oeste iba a cobrar su factura. La diminuta ciudad a la falda de la montaña, Very and Old Small City, bailaba la danza de la muerte desde el amanecer, pausa para el café, hasta la noche de lunes a viernes, sábado media jornada y domingo libre. La disputa enfrentaba a las dos familias más poderosas de la ciudad: los Danson y los Flanagan. Los Danson controlaban la mitad oeste de la ciudad y los Flanagan la mitad este y los aparcamientos para minusválidos. Los enfrentamientos era contínuos y continuados en el tiempo, cada vez que ambas familias coincidian en la plaza de la villa tenía lugar un enfrentamiento musical; canciones y coreografías cargadas de crueldad y musicalidad. Esguinces de tobilo, callos en los pies, durezas y sobrecargas musculares eran los efectos colaterales de esos terribles enfrentamientos. -¿Queréis el oeste? El oeste cuesta y aquí es donde empezáis a pagar. Con sudor -

Whiskey on the rocks

Dos tipos en la barra de un club de jazz. Uno saca su cartera para pagar y el otro se da cuenta de que lleva una foto de su mujer dentro de ella... -Oiga, ¿¡qué hace con una foto de mi mujer en su cartera!?-pregunta en un incipiente estado de embriaguez- -Pregúntele a su mujer, ella me la dio. -¿Cómo dice? ¿Pretende reírse de mí? -¿Cómo tiene los riñones? -Bien, me duelen menos que la semana pasada. -Su mujer no para de hablar de usted, de sus riñones, de su facilidad para cocinar el estofado de ternera, de su gusto para la literatura y la pintura. -¡Y para el vino! -Exquisito, por cierto. -Totalmente... ¡espera! ¡Tú te bebías mi vino blanco! -No... no... -Y yo que pensaba que era mi suegra, esa mujer me vuelve loco, con su fijación por los pequeños detalles. -Y por tener todo ordenado a todas horas. Es desquiciante. -Exacto, ¿también me has engañado con mi suegra? Ya no me menospreciaba como antes, supongo que lo

El asesino metafórico. O no.

Una mujer entra en un local acompañada de su hijo. El hilo musical viaja sobre el ambiente beige del papel de pared y el polvo nativo de los setenta sobre los muebles de la tienda. La campana advierte de su entrada. -Buenos días señora, ¿en qué puedo ayudarla? -Buenos días, busco un abrigo para mi hijo. -Claro, pase por aquí. -Mamá, no necesito un abrigo nuevo. -¡Cállate Raúl! Claro que lo necesita. -Haz caso a tu madre, ella quiere lo mejor para tí. -¿Entonces por qué no estamos en las Bahamas? Empiezo a ser un tanto incrédulo en cuanto a la relación materno filial. -Hijo, ¡no seas descarado! -Esto seguro de que tu madre te llevaría encantada. -No lo crea, la navidad pasada pedí un ejemplar de “Un dios salvaje”, y a cambio recibí una edición infantil del Antiguo Testamento. Ahora no entiendo como un grupo de cristianos puede tener tanto pudo de convocatoria sin redes sociales. -¡Raúl! Te vas a probar el abrigo que

La singularidad de Chuck Norris

Hace mucho, mucho tiempo, el universo estaba compactado en un único punto de densidad infinita y poco espacio para aparcar. El punto era tan angosto que Chuck Norris se vio obligado a darle una patada voladora para que Jesucristo no tuviera que dormir en una litera; 13.810 millones de años más tarde una señorita que pasaba por poco de la veintena se aventura a entrar en un estanco... -Buenos días, quisiera una cajetilla de tabaco. -Buenos días, ¿de qué marca? -Me da igual; pero que sean mentolados. -¡Ser o no ser! ¿Qué es mejor para los pulmones? ¿Tabaco mentolado o alguna variedad de rubio? -¿Un momento? ¿Hamlet? ¡No te había conocido con esas barbas! -¡Ofelia! Dame un abrazo mujer. (Se saludan y abrazan evitando la barrera física del mostrador. Qué bonito sería un mundo sin mostradores) -Qué alegría me da verte, Ofelia. ¿Qué haces por estos barrios? -Pues ya ves, me he mudado a la zona y estaba buscando algún sitio donde poder

Bucle

Un tipo entra en la una tienda de antigüedades. Al abrir la puerta una persona enfurecida está saliendo del interior, cuando llega a su altura se da la vuelta y hace un gesto obsceno con su dedo corazón al dependiente... -¿Qué ha sido eso? -No se preocupe, un cliente insatisfecho. ¿Tiene un hermano gemelo? -¿Cómo? -Nada, nada, eso es otra historia. -Busco un regalo. -¿Es el cumpleaños de su hijo? -¿Cómo lo sabe? -Antes de tener esta tienda fui detective privado y brujo en una tribu del sur del pacífico; pero eso es otra historia. -Busco un regalo de cumpleaños, aunque no sé que regalarle. Quizás algo antiguo. -Está usted en el sitio adecuado. ¿Una bicicleta de principio de siglo? Es una pieza de época. -Se aburriría muy rápido, ya sabe como son los jóvenes. -A mi me lo va a decir, he sido joven dos veces. La primera vez me embarqué con el capitán Agad en busca de la foca blanca, por cierto, la tengo en esa

El conejo, la ferretería y el tipo despistado

Un tipo busca una ferretería por el bosque -Buenos días, ¿tendría usted una caja de tornillos? -Pues mire... lo cierto es que no. No sé si se ha fijado, esto es una madriguera y yo soy un conejo. -¿Entonces no es una ferretería? -No, antes fue una tienda de cigarrillos electrónicos pero un virus transmitido por el e-ncendedor acabó con toda la clientela. -Comprendo, ¿entonces no tendrá unos tornillos? -Lo siento, quizás si pregunta en el panal... -¿Alguna vez le han dicho que se parece a Alfonso X? -Sí, soy un conejo con muy buena planta. Si no es mucho preguntar... ¿para que quiere los tornillos? -Voy a montar una empresa y los necesito para una de las estanterías. -Vaya, ¿podría darle mi currículum? Resulta que esta misma semana terminé un curso de ofimática y necesito trabajar. Tengo que darle de comer a una camada de gazapos y a mi señora, además tengo a la cuñada en casa con sus gazapos. Treinta y cuatro en la