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Mostrando entradas de octubre, 2013

Un político en la sopa. I

Esa misma tarde me había despertado de la siesta de un ataque de optimismo, aunque fiel a mi espíritu pesimista las fuerzas se habían equilibrado. Caí en la cuenta de que no tenía nada para cenar en la nevera, así que salí a la calle. Soy alérgico al pescado, me hace daño, sobre todo si es pez luchador. Sin pausa pero sin prisa buscaba el restaurante perfecto para cenar, me habían hablado muy bien de “La cuchara en el cazo” , un lugar de moda en la ciudad. Paso a paso me acerqué al escaparate de la tienda delicatessen que había al final de la calle, junto a la peluquería on line y al Centro de Rehabilitación de Mascotas olvidadas por la Tecnología. La tasa de suicidios entre las carpas de colores había aumentado en un 110% en el último año, los desahucios de jaulas de hamster en un 75%, y la venta de frutas de colores se había disparado hasta el 1000% en los últimos diez minutos, según datos del Ministerio de Candy Crush Saga. Tras llegar al final de la calle y

Una tarde en el zoo

Un hombre se acerca a una mujer con intención de entablar conversación, aunque ella toma la delantera... -Hola, ¿qué tal? -Hola, ¿viene mucho por aquí? -Tres días por semana de lunes a miércoles, de jueves a domingo otros cuatro días. El resto del tiempo no suelo aparecer por este lugar. ¿Y usted? -Suelo venir a observar a ese oso. Creo que tiene complejo de techo. -¿Complejo de techo? -Sí, ¿por qué si no tendría una lámpara en el pecho? De estilo barroco. -Llamativo, aunque lo realmente increíble son los pingüinos. Mírelos. Llevan una semana ensayando la misma obra de teatro y siempre se equivocan en la misma escena. Increíble, nunca había visto unos pingüinos con tan poco talento para las artes escénicas. Llámeme loca, pero creo que no estamos en un zoo. -¿Cómo? -Sí, siempre que vengo, a la misma hora, empiezan a aparecer las mismas letras sobre esa tela que cuelga de la pared. Madagascar tres.