Desafío Total 2: También disponible en 4D

Anduvimos un largo trecho hasta llegar hasta la estación de tren, era el único medio de transporte que nos podía llevar a la montaña.

Mimetice mi apariencia con mi traje de irreconocibilidad para no llamar a la atención, ni a ningún otro concepto digno de reseñar. Aunque tengo que admitir que la Crisis y el Euribor no paraban de mirarme.

Al cabo de unas horas llegamos a la montaña, y tras bajarnos en la estación, comenzamos a callejear como el agua entre las rocas hasta llegar a la entrada del cuartel general donde un guardia afín a la revolución y al pelo cardado nos esperaba…

Guardia: ¡¿Quién va?!

Quaid: Realmente no vamos, venimos. Venimos a ver a Quato.

Guardia: (En referencia a Quaid, ya sabéis, el que viene) ¿Quién eres tú?

Esposa en B: Él es Quaid.

Quaid: Exacto.

Guardia: ¿Quaid? ¿Veraneas en El Portil?

Quaid: Claro, aunque este verano he parado poco por allí.

Guardia: Pues estás irreconocible.

Quaid: Lo sé, es mi traje de irreconocibilidad.

Guardia: Está bien, podéis pasar.

Quaid y Esposa en B: De acuerdo.

Guardia: (Mirando a Quaid)¡Un momento! ¿Quién eres tú?

Después de que se repitiese la situación por espacio tiempo de una hora logramos pasar a las entrañas de la montaña. La verdad es que nunca había estado en el cuartel general de un bando rebelde y todo era como me lo había imaginado salvo por un detalle; la sección de marroquinería tenía un poco de polvo y los bordados que cubrían las mesas de los estrategas estaban un poco sucios. En realidad son dos detalles, pero la realidad no es tal y como la pensamos. Los doctores del alma ejercen sin titulación.

Al poco tiempo estábamos en las puertas del despacho de Quato, era un lugar solemne y capaz de aglutinar al menos cuatro o cinco adjetivos del mismo calado. Las puertas se abrieron y entré mientras mi esposa se quedaba en la entrada hablando con cinco soldados que se habían ofrecido a darle un poco de agua de la cantimplora. Qué militares más simpáticos.

Quato se expresó desde el vientre de su portador con sus mejores galas, una camiseta de Gordillo y unas Ray-Ban Aviator, para dirigirse a mí.

Quato: ¿Me has traído lo mío?

Quaid: ¿Lo tuyo? Creo que no me reconoce. Soy Quaid, el salvador del planeta.

Quato: Entiendo. No te había reconocido.

Quaid: Verás, es que llevo un traje… Bueno, da igual. Creo que será mejor que me lo quite.

Quaid se quita el traje.

Quato: ¿¡Iñaki!?

Quaid: No, no, soy Quaid.

Quato: Claro, es verdad.

En ese momento un gran estruendo interrumpió la conversación, una voluntad corrompida por el poder había hecho mella en la defensa del lugar.

Quato: ¡Es la mafia suiza!

La mafia suiza era famosa por poder torturarte de cien formas diferentes sin contar la tijerilla de la navaja, ya sabéis, la que está junto al rallador de queso que linda con la funda de las lentillas y el concepto del Ultrahombre. Nunca sabes de qué problema te puede sacar esa navaja.

Quaid: ¿¡Qué hacemos!?

Quato: ¡Escapar!

Comentarios

  1. Mm disponible en 4D, donde se podra pedir ?

    Ante la mafia suiza se escapan como ratones, aunque me preocupa un poco que sea "suiza".

    Un saludo.

    Al salir, cerraré la puerta por el gato :)

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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.

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