El viejo y Salvaje Oeste. Historías del día a día.
La guerra por el ferrocaril solo
acababa de empezar y el Viejo y Salvaje Oeste iba a cobrar su
factura.
La diminuta ciudad a la falda de la
montaña, Very and Old Small City, bailaba la danza de la muerte
desde el amanecer, pausa para el café, hasta la noche de lunes a
viernes, sábado media jornada y domingo libre.
La disputa enfrentaba a las dos
familias más poderosas de la ciudad: los Danson y los Flanagan.
Los Danson controlaban la mitad oeste de la ciudad y los Flanagan la
mitad este y los aparcamientos para minusválidos.
Los enfrentamientos era contínuos y
continuados en el tiempo, cada vez que ambas familias coincidian en
la plaza de la villa tenía lugar un enfrentamiento musical;
canciones y coreografías cargadas de crueldad y musicalidad.
Esguinces de tobilo, callos en los pies, durezas y sobrecargas
musculares eran los efectos colaterales de esos terribles
enfrentamientos.
-¿Queréis el oeste? El oeste cuesta
y aquí es donde empezáis a pagar. Con sudor -Era la frase fetiche
del patriarca de los Flanagan, que repetía una y otra vez al
centenar de vaqueros con mallas de colores que tenía a su mando.
Los Danson, por su parte, intentaron
reclutar a varios de los foragidos más terribles y salvajes del
Oeste para inclinar la balanza de la contienda. El primero de la
lista fue el mayor y más sanguinario pistolero de la historia:
Billy “El niño Elliot”. Su padre quería que fuese el asesino
más despiadado de las praderas, sin embargo; el había
desarrollado el gusto por Á Terre, Arabesque, Pas de chat o
Souteneu y ya nada lo podría separar de la danza.
La consulta fue realizada, pero Billy
no estaba en casa. Volvieron a llamar; pero comunicaba. Marcaron
de nuevo y seguía comunicando. Volvieron a intentar la llamada, y
al tercer tono una anciana muy amable descolgó el teléfono. La
señora, tras hacer una breve introducción de su estado de salud,
a colación del “buenos días”, pasó a describir el proceso por
el cual Billy nació, se crió y al llegar a la adolescencia tuvo
que dejar el hogar parental. Él no estaba allí. La llamada era
una conferencia. No pudieron volver a llamar.
Ninguna de las dos familias se lo
propuso; pero el boca a boca hacía que el conflicto se convirtiese
en un evento muy conocido en toda la zona. Cada vez que en una
piscina pública del Viejo y Salvaje Oeste se llevaba a cabo la
maniobra de respiración se ganaba un adepto a la causa. Los aliados
llegaban por unidades, pronto tuvieron que instalar una litera.
Y el movimiento no paró ahí, los
rotros más conocidos de la cultura también se unieron a la causa,
los Flanagan eran muy conocidos en los círculos culturales y la
Generación del 27 no tardó en adherirse a la lucha por la libertad
del clan. Pedro Salinas, Alberti, Ronaldinho, Federico García
Lorca o Aleixandre hasta Emilio Prados, estaban todos. Pronto
olvidaron el nombre de la pandilla y decidieron renombrar el grupo
bajo el título de “3 hombres y un bebé”, aunque lo creyeron
fuera de contexto porque ninguno de ellos era Tom Selleck, tras
meditarlo se hicieron llamar “Old 27”, sacaron al mercado una
línea de ropa y perfumes para caballero.
Finalmente expulsaron a Ronaldinho por
no adaptarse al 4-4-2.
Este texto es un extracto del primer capítulo de Historías del día a día .
Me da a mí que Billy se olía la tragedia provocada por tanto ser con ínfulas artísticas en la contornada... Y se dio a la fuga... Besotes Gincrispi.
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