Un político en la sopa. I
Esa misma tarde me había despertado de
la siesta de un ataque de optimismo, aunque fiel a mi espíritu
pesimista las fuerzas se habían equilibrado. Caí en la cuenta de
que no tenía nada para cenar en la nevera, así que salí a la
calle.
Soy alérgico al pescado, me hace
daño, sobre todo si es pez luchador. Sin pausa pero sin prisa
buscaba el restaurante perfecto para cenar, me habían hablado muy
bien de “La cuchara en el cazo” , un lugar de moda en la
ciudad.
Paso a paso me acerqué al escaparate
de la tienda delicatessen que había al final de la calle, junto a
la peluquería on line y al Centro de Rehabilitación de Mascotas
olvidadas por la Tecnología.
La tasa de suicidios entre las carpas
de colores había aumentado en un 110% en el último año, los
desahucios de jaulas de hamster en un 75%, y la venta de frutas de
colores se había disparado hasta el 1000% en los últimos diez
minutos, según datos del Ministerio de Candy Crush Saga.
Tras llegar al final de la calle y
cruzar la esquina, pude visualizar el cartel de “La cuchara en el
cazo”, anduve los últimos metros hasta la entrada, crucé la
puerta, tomé asiento y levanté mi mano para demandar la atención
del camarero...
Camarero: Buenas noches caballero, ¿le
traigo la carta?
Tomás: Buenas noches. No es
necesario, de beber quiero una botella de Rioja, cosecha de 2007.
Y de comer una sopa de ajo.
C: Por supuesto, señor. En seguida.
Unos segundos más tarde...
C: Caballero, su vino (sirve el vino
en la copa), la sopa está a punto de llegar.
T: Gracias.
Unos segundos más tarde...
C: (El camarero trae la sopa, un
caballero de traje negro acompaña su paso, con parte de la corbata
introducida en la sopa) Señor, su sopa.
T: (El cliente prueba la sopa,
llevando con la cuchara parte de la corbata a su boca) ¿¡Pero qué
es esto!? ¡Esto es un disparate! La sopa está fría, llévesela
y caliéntela un poco. (El camarero se retira con la sopa)
Unos segundos más tardes...
C: (El camarero trae de nuevo la sopa,
con el acompañamiento del mismo señor de negro con parte de la
corbata metida en el plato) ¿Señor, está a su gusto?
T: Déjeme que la pruebe... sí, está
a mi gusto. Ahora... ¿podría explicarme por qué éste señor
tiene su corbata marrón en mi sopa beige?
Continuará...
La fantasia de tus letras has despertado mi intriga..... espero como sigue
ResponderEliminarBesos