Una tarde en el zoo

Un hombre se acerca a una mujer con intención de entablar conversación, aunque ella toma la delantera...

-Hola, ¿qué tal?
-Hola, ¿viene mucho por aquí?
-Tres días por semana de lunes a miércoles, de jueves a domingo otros cuatro días. El resto del tiempo no suelo aparecer por este lugar. ¿Y usted?
-Suelo venir a observar a ese oso. Creo que tiene complejo de techo.
-¿Complejo de techo?
-Sí, ¿por qué si no tendría una lámpara en el pecho? De estilo barroco.
-Llamativo, aunque lo realmente increíble son los pingüinos. Mírelos. Llevan una semana ensayando la misma obra de teatro y siempre se equivocan en la misma escena. Increíble, nunca había visto unos pingüinos con tan poco talento para las artes escénicas. Llámeme loca, pero creo que no estamos en un zoo.
-¿Cómo?
-Sí, siempre que vengo, a la misma hora, empiezan a aparecer las mismas letras sobre esa tela que cuelga de la pared. Madagascar tres.

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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.

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