Un día cualquiera.




Dos amigos se encuentran en el interior de un grupo de personas que observan una protesta junto a la puerta de un edificio gubernametal...



Manuel: ¡Paco! ¡Cuánto tiempo!


Paco: ¿Qué tal? ¿Qué ocurre aquí?


Manuel: Parece ser que se han concentrado el Sodio y el Cloro en la puerta del ayuntamiento para demandar una mar más salada.


Paco: Vaya por dios... La cosa está muy mala.


Manuel: A este paso vamos a necesitar un Ministerio para la cosa. Si la consiguiesen arreglar se acabarían nuestras penas.


Paco: Creo que la situación no es tan difícil de arreglar. Como no quiero ser pretencioso por mi parte, lo seré por parte de otro. Concretamente por parte del señor afrancesado de boina y jersey a rayas.


Manuel: ¿Qué quieres decir?


Paco: Lo que quiero decir es que ese señor parece un marinero marsellés.


Manuel: No, sobre la cosa.


Paco: Pues que todo está solucionado, combatiremos el paro creando empleo.


Manuel: ¿Y cómo crearás empleo?


Paco: Eso es asunto del nuevo ministro.


Manuel: Creo que en lugar de ministro habría que llamarlo espeleólogo rectal, va a buscar en lo más profundo de nuestras entrañas para encontrar un impuesto.


Paco: Esto es del todo absurdo y surrealista. Tengo el coche aquí aparcado, ¿quieres qué te lleves?


Manuel: No, soy autosuficiente, mi padre era una golondrina.

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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.

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