Villano de medianoche


Son las diez de la noche, el sol se aleja de mi nuca y obtengo un poco de respiro para llevar a cabo unos cuantos delitos, al menos eso es lo que haría hasta hace unos años, sin embargo todo ha cambiado mucho. La intromisión laboral y la falta de ingresos me han dejado cubierto de inmundicia, con un súper traje de neones agotados y un cartón de vino nada glamuroso. He pasado de cenar en los mejores restaurantes con los individuos más importantes de la ciudad a pelear con las ratas de la calle por la comida, el contraste culinario es demasiado grande.

Mi decadencia comenzó hace un par de años, necesitaba robar un láser de protones para asaltar la cueva de mi archi enemigo, Súper Matiz, el súper héroe lingüístico más poderoso de la ciudad. Sin embargo el gobierno retiró las subvenciones para I+D y cuando fui a la universidad sólo pude robar una máquina de café en mal estado, ante esa situación tuve que cambiar mi objetivo, agarré mi pistola de rayos socialistas y sin dudarlo me dirigí al banco más cercano, una vez allí amenacé a todo el mundo con mi arma y un doble cedé del pianista de Cine de Barrio, el efecto fue el esperado.

Al cabo de unos minutos accedí a la cámara acorazada pero mi sorpresa fue enorme, casi en Times New Romans 96. En la cámara del banco no había casi nada, sólo un poco de dinero en metálico y una gran cantidad de escrituras de pisos embargados, así que opté por quedarme con el botín escriturado de esa cámara y del resto de los bancos que visité esa noche. Al día siguiente tenía en mi poder la totalidad de los pisos embargados de la ciudad, el plan era sencillo, pondría a la venta las propiedades y con el dinero que sacase haría obras en mi guarida de súper villano. Necesitaba hacer un par de reformas; una regola para meter la instalación eléctrica de súper villano en la habitación de invitados, cambiar el tono de la pintura de las paredes en un verde súper villano y hacerle la revisión a mi vehículo de trabajo. Sin embargo la situación no evolucionó como yo esperaba, el mercado se vino abajo y con el toda mi riqueza. Tuve que vender todas mis posesiones: la niña del exorcista, la niña de Medeiros, Esperanza Aguirre y una larga lista de posesiones. Que por cierto; creo que no lo he explicado antes, pero en mis ratos libres soy villano del averno y puedo hacer este tipo de trabajos.

¿Por dónde iba? A sí… ahora recuerdo, os hablaba de mi dichoso destino. Solía contar con la ayuda de un compinche para las fechorías de mayor enjundia: Cara Póker. Lo llamábamos así porque perdió la expresividad al comprobar que Milli Vanilli cantaban en playback, ni un súper villano estaba preparado para ese shock. Se distinguía por tener una mirada láser capaz de cortar cualquier elemento, un oído muy agudo y por hacer que la mortadela se pasase de fecha, en fin, un personaje muy...

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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.

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