Mi nombre es James... ¡James a secas!


Son las seis de la mañana, me encuentro encerrado y rodeado en un edificio de oficinas. Y lo peor de todo es que sólo me queda una bala y un sandwich de queso, si al menos tuviese un bocadillo de jamón serrano podría asimilar mejor la situación... pero ni por esas. El jefazo me ordenó robar unos archivos de esta planta, concretamente el suplemento de cocina del dominical. Pero la situación se complicó, una discusión sobre el concepto de propiedad, unos tiros para animar la fiesta y una operación de busca y captura contra el individuo que robó el suplemento han hecho que la noche suba de temperatura. Aunque yo creo que todo ha sido una trampa, que había alguien interesado en que mi carrera como súper agente del gobierno se fuese al traste, o a donde demonios vayan las carreras de súper agentes arruinadas. Tengo una lista con los individuos que podrían estar detrás de este asunto, los enumero a continuación:


Mi jefe: Sabe que mi ascenso meteórico podría dejarlo de lado, intenta disimular fingiendo que no sabe como me llamo, pero sólo es una treta.


Aquaman: No puede soportar mi capacidad para ser sólido, aunque su archi enemigo la evaporación lo mantiene a raya, es difícil que fuese él.


Tres de cada cuatro mujeres: Según el último estudio de demoscopía tres de cuatro mujeres acabarían con mi vida, lo cual eleva mi lista a trece millones de sospechosos.


Agente Ramón: Pertenece a una organización paralela a la nuestra, trabaja de forma encubierta en una empresa de limpieza y no soporta que le pise el suelo mojado a primera hora. Él insiste en que no tiene nada que ver con ningún tipo de asociación secreta ni con el Círculo de Lectores, pero no le creo. Estoy seguro de su verdadera identidad.


Ahora mismo mi única preocupación es salir con vida de este lugar, poco a poco me voy deslizando entre las sombras sin ser detectado, es uno de mis puntos fuertes, me muevo con sigilo y elegancia donde otros sólo pueden fracasar. Paso por la cafetería donde Ramón, el camarero, me ofrece un café y unas tostadas; pero mi camuflaje me hace invisible a viandas, conceptos e ideologías, con lo cual atravieso la esquina donde el alegre comunista adoctrina a todos los incrédulos capitalistas sin ningún tipo de problema. Prosigo mi camino y llego al punto final de mi recorrido, un pequeño esfuerzo más y podré escapar con los documentos. El último escollo consiste en un control fronterizo que separa la libertad de la soledad del fracaso. Un individuo se aposta junto a la puerta de salida como si de un Polifemo con gorra, porra y traje para la ocasión se tratase, su mirada hace que mi voluntad se tambalee, incluso a la orquesta que me acompaña para dar ambiente de operación secreta también se pone nerviosa y apenas le salen las notas. Poco a poco me acerco a la salida pero no sin antes pasar por el scanner. Primero mi pie derecho, después el izquierdo, otra vez el izquierdo y después el derecho, siempre quise atravesar esta barrera bailando un twist. Una vez en las entrañas del artefacto un pitido interrumpió mis pasos de bailarín, al parecer la máquina detectó que soy aristócrata amateur y la alarma saltó sin tiempo para excusas, a partir de ahora sería una carrera sin tregua para salvar la operación, todo sea por encontrar una receta decente de patatas bravas.




Comentarios

  1. Holaaa! acabo de descubrir tu blog por esto de los premios 20blogs y lo unico que me fastidia es que compitamos en la misma categoría ¬¬ pero bueno..... jajaja a tó esto, buen blog ;)

    un saludo y mucha s...mierda en el concurso!! jaja ;)
    Diego (sorcios.com)

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  2. Hola Diego, gracias por pasarte y por la crítica al blog, vuelve cuando quieras. Saludos.

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El Jes Extender es el opio del pueblo.
Al salir cierra la puerta que se escapa el gato.

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